que se requiere para transformar la práctica docente, sin embargo no es fácil porque con facilidad nos acostumbramos a nuestras creencias, mismas que nos impiden apreciar la serie de posibiliades que existen para realizar un cambio significativo en el aula.
Estimados maestros: Comprendo la serie de dudas y frustraciones que están viviendo al no lograr articular los fundamentos teóricos metodológicos con la formulación del avance programático (AP) y sobre todo que la planeación proponga estrategias didácticas que inviten a los alumnos a pensar.
Hasta ahora, están más preocupados por darle gusto a la asesora, esta situación los ha paralizado y a pesar de contar con los materiales curriculares y con la capacidad intelectual para comprender la RIEB, se debaten en acciones confusas, que no los dejan satisfechos y si inseguros. Emociones que reflejan en sus semblantes y transmiten a las tutoras y a los alumnos.
Por ello les pido, realicen una sincera autoevaluación de su actuar docente durante esta semana, no distribuyan culpas y mucho menos formulen disculpas, simplemente contesten algunas preguntas como:
¿Cuáles fueron las acciones didácticas significativas que realice con el grupo?
¿Logré comunicarme claramente con los alumnos?
De los propósitos plasmados en el AP, ¿cuáles se lograron?
¿Se plasmó la correlación de los contenidos en las actividades que se hicieron en el aula?
¿Cuáles fueron las dificultades que se me presentaron al trabajar con el grupo?
¿Qué aspectos atenderé con mayor cuidado para mejorar mi actuar docente?
Les pido no perder la calma, retomar el camino y juntos iremos contruyendo el nuevo perfil del maestro para el siglo XXI, que ya lleva nueve años. Pasemos del discurso a la acción significativa y renovadora.
Cuenten con mi asesoría, mi comprensión y la firma convicción de contribuir en la formación del nuevo maestro.
Isabel
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