9 de octubre de 2009

Estar dispuestos a cambiar es el primer paso



que se requiere para transformar la práctica docente, sin embargo no es fácil porque con facilidad nos acostumbramos a nuestras creencias, mismas que nos impiden apreciar la serie de posibiliades que existen para realizar un cambio significativo en el aula.

Estimados maestros: Comprendo la serie de dudas y frustraciones que están viviendo al no lograr articular los fundamentos teóricos metodológicos con la formulación del avance programático (AP) y sobre todo que la planeación proponga  estrategias didácticas que inviten a los alumnos a pensar.

Hasta ahora, están más preocupados por darle gusto a la asesora, esta situación los ha paralizado y a pesar de contar con los materiales curriculares y con la capacidad intelectual para comprender la RIEB, se debaten en acciones confusas, que no los dejan satisfechos y si inseguros. Emociones que reflejan en sus semblantes y transmiten a las tutoras y a los alumnos.

Por ello les pido, realicen una sincera autoevaluación de su actuar docente durante esta semana, no distribuyan culpas y mucho menos formulen disculpas, simplemente contesten algunas preguntas como:


  • ¿Cuáles fueron las acciones didácticas significativas que realice con el grupo? 


  • ¿Logré comunicarme claramente con los alumnos?


  •  De los propósitos plasmados en el AP, ¿cuáles se lograron?


  • ¿Se plasmó la correlación de los contenidos en las actividades que se hicieron en el aula?


  • ¿Cuáles fueron las dificultades que se me presentaron al trabajar con el grupo?


  • ¿Qué aspectos atenderé con mayor cuidado para mejorar mi actuar docente?

Les pido no perder la calma, retomar el camino y juntos iremos contruyendo el nuevo perfil del maestro para el siglo XXI, que ya lleva nueve años. Pasemos del discurso a la acción significativa y renovadora.

Cuenten con mi asesoría, mi comprensión y la firma convicción de contribuir en la formación del nuevo maestro.

Isabel  





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