42 Kms.
Mtra. Fabiola Flores Sánchez
Integrante de la 3° generación de
los pintores de la realidad escolar.
El día amaneció frío y la pista de correr aún resiente la humedad que dejó la lluvia constante de anoche, pero a pesar de que el día no pinta para que el sol los caliente, la entrenadora ha salido vestida con su ropa deportiva y el calzado de una atleta profesional, camina de puntas pocos pasos hacia la pista, estira los brazos, sonríe pensando en la Argentina de mañana y toma el silbato que es el llamado para que los atletas históricos salgan de sus cabañas y se ponga en marcha el entrenamiento del día.
Uno a uno van saliendo de sus refugios, su andar sin duda es más el de un deportista que al principio, su ropa ha cambiado y sus músculos visiblemente se han fortalecido, sin embargo, uno que otro bosteza al incorporarse con la entrenadora.
La mirada de algunos atletas es de cansancio, acaso por su desgaste físico o emocional o acaso por la desvelada que decidieron vivir, otros piensan con cierto hermetismo, que un entrenamiento más, es obsoleto faltando tan pocos días para la carrera final y el resto de los corredores se estira a la par de la entrenadora, ataviados de una cinta en la frente que les impide que el sudor llegue a los ojos.
Pronto y antes de comenzar el entrenamiento, la guía se da cuenta que no todos se están incorporando con el mismo ánimo de siempre a los ejercicios diarios y piensa: "Pero si deberían de estar más animados que nunca, falta poco más de una semana para el maratón, qué pasará".
Los llama para que se acerquen y antes de comenzar a hablar, les pide que hagan tres respiraciones profundas
-¿Qué les pasa?- Los atletas se encuentran confundidos, saben que si le dicen que no quieren entrenar hoy, ella tendrá una justificación para sí hacerlo y tal vez les de el día, pero por supuesto que se desilusionará…
-¿Es acaso que su condición humana les está ganando la partida?- se atrevió a preguntar… el silencio fue ensordecedor…
De pronto, la atleta del pants rojo respondió:
-No es eso, es sólo que estamos un poco cansados, no será prudente tomarnos un día para relajarnos?- la entrenadora no respondió sino que lanzó una pregunta…
-Qué piensan los demás-
El de la playera naranja miró su tenis como si quisiera que éste hablara por él, la chica de la sudadera dorada arregló su cabello y desvió la mirada, la del short azul estornudó y varios aprovecharon para que la respuesta sólo fuera salud, la atleta de las calcetas lilas miró un poco desesperada su reloj… hasta que a la que con cariño llamaban “Emperatriz” se animó a decir:
-No hay nadie más en la pista entrenadora, nuestros compañeros están en la sala de relajación y tal vez sería prudente que antes de la carrera final nos uniéramos a ellos, para tener la mente en paz-…
-Y consideran que así la mente estará en paz…- contestó la líder metiendo las manos a su rompe-vientos de los Pumas, Mirna la miró y le contestó con los ojos que ella también necesitaba un respiro y la atleta de la banda roja en la cabeza sonrió diciendo:
-Usted no opina lo mismo?-
-No pienso contestarle su pregunta, sería mejor que ustedes lo hicieran, y si para ello tienen que recordar, háganlo ahora que aún es temprano… yo comenzaré a trotar, si gustan pueden unírseme-
La respuesta dejó a los atletas históricos con muchas más preguntas… pero comenzaron a pensar o mejor dicho, a recordar…
De manera individual revivieron cómo comenzaron su arduo entrenamiento, pensaron en los momentos en los que el aire les hizo falta, en los cuales las piernas dolían más que el corazón y por eso daban “una vuelta más”, recordaron las 12 formas básicas para estirar y preparar los músculos y cómo las llevaron a cabo a pesar de las dificultades que esto traía, vino a su mente el momento de hacer abdominales sujetándose de las piernas de Erikson, Piaget y Sears, y las ocasiones en las que el mejor recorrido era el que daban alrededor de los murales de Diego Rivera, y de la columna de la Independencia. Volvieron a escuchar las melodías que los habían acompañado en la clase de “técnica de ballet” y su corazón latió al recordar cómo el Huapango de Moncayo les hizo compañía mientras “pulían y enceraban” transportes de principios del siglo XX, cómo pintaron la cerca de unas casas del siglo XXI, cómo escalaron hasta llegar al castillo (Palacio) de Chapultepec, cómo remaron por la Gran Tenochtitlan, cómo hicieron sentadillas en el campo de siembra, cómo bailaron, zapatearon y cantaron “La cucaracha” y “La Adelita” y cómo corrieron por sus vidas en el 68 y qué decir del número de escaleras que alguna vez tuvieron que subir y bajar… las piernas sin duda están más fortalecidas.
Muchas veces, el sudor caía al piso y las gotas dejaban huella del esfuerzo y del trabajo colectivo. Más de una vez sufrieron calambres o hasta desmayos, pero la recompensa más grande era cuando se duchaban con el agua caliente y la mente templada haciendo cuenta del número de kilómetros que habían recorrido, no solos, sino con 20, 30 o hasta 40 niños más…
La competidora de los calentadores verdes en los tobillos, apresuró el paso tratando de alcanzar a la entrenadora pensando
-Tiene razón… si aflojamos ahorita, el día del maratón, también lo haremos, ¿qué importa que a los demás les estén masajeando los pies o estén recostados en su cama? NOSOTROS SOMOS ATLETAS PROFESIONALES, y con 42 km por correr no podemos darnos el lujo de un día de descanso- y sin decir palabra, se unió al paso de la líder quien comenzaba a sudar pero trotaba con ganas, ésta la volteó a ver y sonrió al mismo tiempo que Isabel con una gran gorra naranja le gritaba…
-¡Maestra espérenos, ya todos estamos aquí!-…
La atleta profesional había estado esperando ese momento… ni un segundo dudó que todos se le unirían al paso de unos minutos y sin más preámbulos siguieron trotando por la pista y justo cuando pasaban por las gradas que tenían pintadas un gran LUX PAX VIS, comenzó a contar:
-1,2,3,4,5,6,7…
Ya se alcanza a ver la meta…
Es un honor que haya un poco más de mí en este "Cuaderno", recordando a José Saramago, el blog da cuenta precisa del andar de cada uno de los pintores por esta aventura, por la emoción que es pintar de colores... la vida.
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